La araña asomó en el crepúsculo añil, un lienzo tejió, meticulosa y sutil. Su tela albergó las suaves gotas y la humedad que el rocío quiso dejar.
Y la escarcha brilló con los colores de la tarde y las estrellas de la noche.
Y así mi pueblo mezcló filtros de amor y dolor con la esencia de aquella verdad.
Mi pueblo partió, dispuestos a concebir un alma sin Dios con restos de bruma gris. La amable canción que baila el junco y el ruiseñor canta arrogante al sauce llorón.
Y los recuerdos de ayer en los albores de los bosques y los vientos de la noche.
Y así mi pueblo mezcló filtros de amor y dolor con la esencia de aquella verdad.
Y aquel alma vivió con las voces de amantes que deambulan en la noche.