Silba el viento dentro de mí. Estoy desnudo. Dueño de nada, dueño de nadie, ni siquiera dueño de mis certezas, soy mi cara en el viento, y a contraviento, y soy el viento que me golpea la cara.
El pulpo tiene los ojos del pescador que amenaza.
No hay esperado que no sea esperador, ni amante que no sea boca y bocado, devorador devorado.
Es de tierra el hombre que será comido por la tierra.
El miedo seca la boca, moja las manos y mutila. El miedo de no saber nos condena a la impotencia.
Hay un único lugar donde ayer y hoy se encuentran, se reconocen y se abrazan. Ese lugar es mañana.