Es difícil no pensar en este olor a manzana podrida, mi lugar en la colmena es tan pequeño como una vida. Apretando bien los dientes llegaré hasta el final. Camina o revienta, yo elegí la vida animal.
A morte, a morte.
Por encima es tan brillante el respeto y la libertad, por debajo aprendimos que sólo flota la suciedad. Mi conciencia, mi decencia se las llevó un golpe de mar. Mi secreto es la certeza, la seguridad del mal.
A morte, a morte.
El onagro me lo dijo, ya podía ir eligiendo media vida como un rey y media vida como un preso. Fue así que me decidí a vivir delinquiendo y las vidas que conocí empecé a ir escribiendo.
El parto doloroso de cada nuevo sentimiento, el vómito apestoso de palabras en el viento. Me han agotado y ahora me arrastro por el suelo. Fui así que me convertí en lagarto del desierto.