Nació en un barrio con malvón y luna
 
 por donde el hambre suele hacer gambetas
 
 y desde pibe fue poniendo el hombro
 
 y anchó a trabajo su sonrisa buena.
 
 La sal del tiempo le oxidó la cara
 
 cuando una mina lo dejó en chancleta
 
 y entonces solo, para siempre solo,
 
 largó el laburo y se metió en la huella.
 
  
  Malevo, te olvidaste en los boliches 
 
 los anhelos de tu vieja.
 
 Malevo, se agrandaron tus hazañas 
 
 con las copas de ginebra.
 
 Por ella, tan sólo por ella,
 
 dejaste una huella de amargo rencor.
 
 Malevo, ¡qué triste!
 
 jugaste y perdiste
 
 tan sólo por ella 
 
 que nunca volvió.
  
 
 Tambor de tacos redoblando calles
 
 para que se entren las muchachas buenas
 
 y allí el silencio que mastica el pucho
 
 dejando siempre la mirada a cuenta.
 
 Dicen que dicen que una noche zurda
 
 con el cuchillo deshojó la espera
 
 y entonces solo, como flor de orilla,
 
 largó el cansancio y se mató por ella.