Con su amor mi madre me enseñó
 
 a reír y soñar,
 
 y con besos me alentó
 
 a sufrir sin llorar...
 
 En mi pecho nunca tengo hiel,
 
 en el alma canta la lusión,
 
 y es mi vida alegre cascabel.
 
 ¡Con oro se forjó mi corazón!...
 
 Siempre he sido noble en el amor,
 
 el placer, la amistad;
 
 mi cariño no causó dolor,
 
 mi querer fue verdad...
 
 Cuando siento el filo de un puñal
 
 que me clava a veces la traición,
 
 no enmudece el pájaro ideal,
 
 ¡porque yo tengo de oro el corazón!...
 
  
  Entre amor
 
 florecí
 
 y el dolor
 
 huyó de mí.
 
 Sé curar
 
 mi aflicción
 
 sin llorar,
 
 ¡tengo de oro el corazón!...
  
 
 ¡Los ruiseñores de mi alegría
 
 van por mi vida cantando a coro
 
 y en las campanas del alma mía
 
 resuena el oro del corazón!...
  
 
 Yo pagué la negra ingratitud
 
 con gentil compasión,
 
 y jamás dejó mi juventud
 
 de entonar su canción...
 
 Al sentir el alma enardecer
 
 y apurar con ansia mi pasión,
 
 no me da dolores el placer,
 
 ¡pues tengo de oro puro el corazón!...
 
 Entre risas pasa mi vivir,
 
 siempre amé, no sé odiar,
 
 y convierto en trinos mi sufrir
 
 porque sé perdonar...
 
 Mi existencia quiero embellecer,
 
 pues al ver que muere una ilusión,
 
 otras bellas siento renacer,
 
 ¡mi madre me hizo de oro el corazón!...