El día que comparezca
 
 ante el tribunal de Dios,
 
 a dar cuenta de mi vida,
 
 que me complicaste vos;
 
 el día que francamente
 
 a su ley, de mala fe,
 
 al hacer de vos un culto,
 
 ¡al amarte más que a él!
 
 ¡que robé por tu cariño!
 
 ¡que maté ciego de amor!
 
 Puede ser que el Dios piadoso
 
 la verdad clara y culpable
 
 que a Dios no puede escapar
 
 y le diga que he faltado
 
 yo tenga que declarar,
 
 quiera darme su perdón.
 
  
  Desdeñé mi vida entera
 
 en la hoguera de tu amor,
 
 esperando lo que fuera...
 
 sin decirte ni siquiera
 
 que es mi pena y mi dolor.
 
 Sin embargo, ante el Eterno,
 
 será el mismo mi desdén...
 
 En mi amor profundo y tierno
 
 por seguirte hasta el infierno
 
 ¡yo desprecié el Edén!
  
 
 Pero el día de tu "juicio"
 
 yo no sé que le dirás,
 
 cuando sepas que has pecado
 
 por capricho y vanidad;
 
 cuando sientas la mirada
 
 penetrante del Señor
 
 ¡que te llegará hasta el alma
 
 como un rayo escrutador!
 
 Y te acuse tu conciencia
 
 al mostrarte aquel puñal
 
 que vos misma, tan cobarde,
 
 le entregaste a mi rival;
 
 que no contenta con eso,
 
 ¡me mandaste a la prisión!
 
 por más que vos te arrepientas,
 
 ¡no podrás tener perdón!