Va caminando bajo el ojo de la noche Y tiene un reproche para el frío que le da Pero su enojo se hace flojo Contra el viento que anda lento, el sentimiento garúa
En este camino, el vino viene bienvenido Se hace remolino el cristalino atardecer Y cuando se posa en su regazo Ya no hay caso, va otro vaso y ya no puede un paso más
Ya no se ande desandando Fíjese de cuando en cuando Si es que el olvido lo deja Y el alma no se le queja
Cante su milonga al viento Que su instinto color tinto No le fallará jamás